El verdadero artista no tiene orgullo; por desgracia, ve muy bien que el arte no tiene fronteras.
Siente oscuramente cuán lejos se encuentra del fin, y mientras que otros quizá le admiran, él lamenta no haber llegado allá donde un genio más alto resplandece solitario como un sol lejano.
Ludwig van Beethoven.
11 de octubre de 2014
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